Ese olor, ese olor que desprende tu cuerpo, que me embriaga, que me hace verte aún cuando no te miro, ese olor que hace que se me despierten todos los sentidos.
Esa voz, esa voz serena, clara, firme, esa voz que parece mandar pero a la misma vez pide caricias, esa voz que hace que no pueda escuchar ninguna otra cosa mientras hablas.
Esa risa, esa risa siempre especial, marcando momentos, acompañando a la mía o intentando que mi sonrisa vuelva a su sitio.
Esos brazos que siempre me han gustado, que terminan en esas manos, esas manos cuyos dedos iría besando uno por uno.
Esos ojos, esos ojos con esa mirada firme, esos ojos profundos, esos ojos que al mirarlos parece haber algo mucho más allá de ellos, al fondo, esos ojos que cuando los tengo delante no puedo dejar de mirarlos, esos ojos que me cautivan y me hacen presa.
Pero lo que más me gusta de ti es tu forma de ser. Esa madurez pero a la vez esa juventud que desprendes. Esa forma de ver la vida, esas ganas de vivir, ese punto dulce que le pones a todo, tu picardía se mezcla con tu dulzura, esa dulzura que hace que me derrita, esa picardía que me hace volverme loca.
Una combinación explosiva, todo tú eres una bomba explosiva.