EN LA CASILLA DE SALIDA

Hace exactamente dos años una parte de mí se apagó.

Hace dos años puse en juego todos mis sentimientos, todas mis esperanzas, lo puse en juego todo y todo lo que aposté lo perdí. En mi vida he pasado por dos situaciones difíciles de estas que se prolongan en el tiempo y hace dos años fue una de ellas.

Mi vida se vino abajo por segunda vez, otra vez toqué fondo. Adelgacé muchísimo, dejé de comer. Había momentos en los que me costaba respirar, intentaba pensar que todo tenía solución, pero sentía que me quedaba sin aire y no podía respirar, me ahogaba y lloraba. Poco a poco esa sensación de ahogo fue desapareciendo, cada día me entraba menos veces hasta que un día desapareció.

Dos años después eso que se apagó a vuelto a encenderse. Hay cosas que no pueden recuperarse y otras que no las quiero recuperar.

Siempre pensé que el no haber aprobado la otra vez influyó mucho para que el personajillo me dejara, aunque tiempo después él me reconociera que no.
Ayer, cuando se enteró de que había aprobado volvió a mí, intentando camelarme, intentado ver como está el camino. Y yo me reía, me reía de él, me reía de todo, incluso de mí.
La vida me ofrece ahora mucho de lo que me quitó hace dos años, por qué ahora?

Pero hay cosas que no quiero, yo ya tengo otra forma de ver la vida, otra forma de querer y lo siento personajillo, pero tú ya no cabes en ella y creo que desde hace mucho. No quiero estar contigo.

Cuando esa parte de mí se apagó, llegó mi personita y me hizo entender que aquello que yo tenía, aquello que yo pensaba que había perdido, todo aquello, se podía conseguir en otras oportunidades, no valían la pena o eran situaciones de la vida que lo único que puedes hacer es guardar tus recuerdos en el corazón.
Me hizo ver la vida de otra forma, me enseñó lo que es dar sin esperar nada a cambio, por necesidad de dar. Aún guardo en mi mente frases como: ¿no has sentido eso nunca? A ti te han cuidado poquito ¿eh?
Contigo he descubierto lo que es el amor, lo que es reír sin miedo, lo que es la vida.

Y ahora siento que mi vida está un pelín más completa. Aún me sigue quedando un largo camino por recorrer, lo sé, pero por fin estoy en la casilla de salida.

Y sé que en no muchas horas me derrumbaré, lloraré (que me hace falta), y me sentiré mucho mejor.

Gracias Dios mio por darme a elegir entre la vida que tenía antes y la que tengo ahora, pero alguien siempre me dice que el pasado atrás queda. Quiero vivir mi presente.