Intentando subir a la superficie se encontraba.
Sus ojos querían abrirse, pero ella no quería volver a la realidad. Sus sueños la hacían feliz, lo que ella no sabía era que debía despertar.
Las nubes la envolvían, se sentía entre algodones, como nunca antes la habían tratado, como si fuera algo frágil, algo valioso que cuidar y proteger.
Ella disfrutaba, aún sabiendo que con su peso las nubes podían llegar a romperse y deja de ser tan valiosa.
Cada noche soñaba que lo espumoso de las nubes se convertía en grandes pinchos que se le clavaban en el alma, desquebrajándola. Pero al despertar descubría los ojos de su protector, tan dulces, tan llenos de amor.
Tenía que elegir: o seguir disfrutando de aquel profundo sueño o abrir los ojos y enfrentarse a la realidad. El tiempo se agotaba, no podía demorarse más.
De pronto, en la lejanía escuchó su nombre, alguien la llamaba. ¿Qué hacer? ¿Qué elegir?
La nube se derrumbaba, la voz insistía. Cada vez la escuchaba más cerca.
Comprendió que debía hacer caso a la voz, esa voz que tan familiar le resultaba.
Respiró profundamente, como si el aire se fuera a agotar y al despertar del mundo de las sombras pudo observar como unos bonitos ojos le miraban.
Su protector no la había abandonado en este nuevo mundo, en esta nueva andadura.
Hola!!!
ResponderEliminarhay sueños de los que uno no se quiere despertar...
preciosa la canción :)
besitos!!!
cierto, algunos sueños son tan bonitos que cuando se esfuman la vida se queda un poco vacía, me alegro de que te guste la canción. Es de alejandro fernández, mi cantante favorito. Sus canciones (y algún otro disco...) forman la banda sonora de mi vida. Muchos besitos
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