Ayer me sentí super-orgullosa de mí misma, super-segura.
Como ya os comenté en una breve referencia, tenía algo pensado para hacer durante uno de los días de esta semana que mañana acaba y aunque cuando llegó el momento, no sé si de tanto prepararlo o de otras cosas más complicadas que surgieron la ilusión se había desvanecido con respecto a los días anteriores, aún estaba dispuesta a hacerlo.
Tras ese acto que realicé, que fue algo así como un recordatorio de todo un año, recibí al poco tiempo una pequeña respuesta: corta, directa y quizás algo... no sé como decirlo...¿fría? ¿distante? quizás no sean los adjetivos correctos.
La persona a la que iba dirigida mi acción no la entendió de la manera en la cual yo se la ofrecía o como mínimo de la que quería darle a entender.
Después de leer su respuesta sinceramente no le dí importancia, pensé que no la había entendido, pero lo dejé pasar.
Unas horas después estaba sentada frente al pc siendo lo más clara y concisa que he sido en mucho tiempo, puntualizando cosas que no eran correctas.
Me gusto. Me gusta que cuando siento algo (y no me refiero a amor), tenga la valentía de comunicárselo a la persona que le concierne; sea bueno o sea malo, pero que sepa lo que pienso y como voy a actuar, no dejando fuera de sus propia vida a la otra persona.
Además, por esto mismo, no cambio mis hábitos de actuación por no querer hablar con una persona.
Mi vida es mi vida y yo elijo vivírla como quiero. Y si me apetece leer, leo; aunque a ti no te guste. Y si me apetece salir, salgo; aunque sepa que te puedo ver en un bar, no por ello me voy a quedar encerrada en casa.
Me gusta afrontar mi vida.
Y si hablamos claro, si quiero conectarme me conecto, aunque sepa que tu vas a estar ahí, ya es decisión mía hablarte o no...
Me parece positiva tu actitud segura, solo siendo tu misma tendrás libertad para vivir plenamente la vida.
ResponderEliminarSaludos.
Gracias Carlobito, he creido que ya era hora de ponerme en mi sitio y dejarme de tantas tonterias jeje besitos
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