viernes, 24 de septiembre de 2010

LA POSESIÓN

A la mente humana le gusta poseer, no entiende la pérdida de las cosas.

Puedes dejar aparcado en algún lugar un sentimiento, un objeto o cualquier otra cosa, pero la mente humana no pierde consciencia de su existencia a pesar del paso del tiempo.

La mente humana recuerda el amor de esa persona hacia ti y aunque las circunstancias no le permitan estar con esa persona, por desamor o por otras miles de cosas, la mente humana no quiere que el efecto que hemos provocado en la otra persona pase.

Es por eso que de vez en cuando intentamos alimentar ese sentimiento.
Hacemos algo, quizás no conscientemente, para mantener ahí los sentimientos de la otra persona y como a la mente humana le gusta poseer, la mente de esa persona vuelve a reaccionar sobre el "alimentador".

Cree que vuelve a tenerlo, cree que vuelve a ser suyo y vuelve a impacientarse, vuelve a interesarse por esa persona y es ahora la otra mente (la del "alimentador") la que te posee, sabe que vuelves a estar ahí.

Y de nuevo, tras un tiempo, cuando vuelves a aparcar todo en un rinconcito del mini-yo, la otra persona te vuelve a recordar que sigue ahí, para que aquello que pensabas que estaba controlado vuelva a impacientarse.

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